¿Qué mirás?
Por Sofía Castaño
Después del #niunamenos, ¿qué nos queda? Sofía Castaño reflexiona sobre los debates pendientes en los temas de género en esta reseña de la obra teatral “Un trabajo”.
En escena, una mujer es observada, filmada e interrogada por un hombre que permanece siempre alejado de la mirada del espectador. El trabajo de la mujer es simple: ante varias cámaras, tiene que decir una serie de parlamentos sobre el avance científico que permite realizar transplantes de útero a hombres, dándoles la posibilidad de gestar un hijo en su propio cuerpo. En los descansos entre las grabaciones, los personajes hablan de sus vidas privadas, sus experiencias y opiniones sobre la paternidad, la prostitución y el sexo.
El hombre se encarga de organizar el trabajo, señala a la mujer cuándo comenzar a grabar, a qué cámara mirar, si debe acercarse, ubicarse más al centro, aumentar o disminuir el volumen. En suma, el hombre da indicaciones (aunque no es el jefe) y lo hace desde el protegido ámbito de un espacio desconocido. La mujer no sabe donde está, pero él sí sabe dónde está ella. Aunque él casi no se ve, ella está en todas partes: en persona, ante el espectador, pero también proyectada en la pared en las imágenes que toman las cámaras desde diferentes ángulos, que se combinan con fragmentos de pornografía y documentales.
Un trabajo (la obra escrita y protagonizada por Elisa Carricajo y Lisandro Rodríguez) es simplemente un breve período de un día de trabajo, que a cada espectador puede interesar por el insólito tema reproductivo, por el humor ácido de la conversación entre colegas o incluso por las chicas que se proyectan desnudas contra la pared. Sin embargo, aquello que me llamó poderosamente la atención, es cómo, planteando una relación laboral y poco más, este espectáculo se encarga de poner en un lugar incómodo las certezas de las que todos estuvimos hablando durante meses referidas a la violencia de género.
Cuando un tema es tratado con extrema insistencia, por moda o necesidad, muy pronto se vuelve difícil escapar de la repetición. En el caso de la violencia de género, se le suma el problema de la abstracción de los términos, hasta el punto de que no sabemos si violencia es insultar o halagar, pegar, ignorar, justificar, mostrar o matar, ni entendemos si decir que todo es parte de lo mismo significa que todo es lo mismo.
Estas no son cuestiones que vamos a dilucidar acá y que tampoco va a responder el teatro. Lo que sí puede hacer el teatro es ir a lo concreto y eso es justamente lo que ocurre en Un trabajo: lejos de situaciones evidentes (la violencia física, el abuso de poder por razones laborales o económicas, la diferencia de edad), aquí el hombre y la mujer se encuentran en una supuesta equidad de poder, con la única aparente diferencia de que ella es mostrada y él no. Así, evitando los héroes y villanos y reemplazando la solemnidad por un humor ambiguo, esta obra logra esquivar las repeticiones y plantear la temática de género como lo que es: un problema sin soluciones fáciles.
Un trabajo
Dramaturgia, actuación y dirección: Elisa Carricajo y Lisandro Rodríguez
Diseño de espacio y audiovisuales: Matías Sendón
Elefante Club de Teatro. Guardia Vieja 4257. 4861-2136
Lunes 21 hs. $120/$90