Momento Un Faulduo
Por Lucas López
Un Faulduo edita su número diez, un aparato editorial entre la historieta y las artes visuales
Ante la evidencia de una nueva edición de Un Faulduo se abre el interrogante, ¿es una revista en clave?¿un prospecto médico?¿una causa política? Con creaciones de cada uno de sus integrantes vinculadas a la palabra, el dibujo y la ocurrencia explícita, el universo deambulatorio de Un Faulduo parece apócrifo, surreal, satírico. Un Faulduo evoca a Cerdos y Peces por sus connotaciones orilleras y a la magnífica Lápiz Japonés, por su carácter de colaboración comunitaria, viñetas marginales y tinta derramada. Sin embargo, como colectivo de investigación y experimentación alrededor del campo de la historieta, Un Faulduo tal vez no reconozca nada que no sean sus propias definiciones, es decir, el dibujo “tembloroso, esquizoide”, el lenguaje “incompleto y tartamudo”, para historietas que “novelan un bello encuentro”.
El Jugendstil aparece como el malentendido productivo, debido a lo cual lo “nuevo” se convirtió en lo “moderno”.
Como la técnica situacionista entre palabra e imagen que proponía Asger Jorn y Guy Debord (a quien citan en el número dos) en Fin de Copenhague (1957), las ediciones de Un Faulduo conforman una estructura formal de fragmentos (naipes, estampitas, tickets y dibujos sin terminar) cuyo principio de la desorientación coincide con su concepto de dirección editorial. Un Faulduo mantiene, desde su aparición en 2005 hasta la actualidad, un novedoso sistema de rotación de directores (al que llaman SRD), donde cada número es dirigido por un miembro diferente del staff, lo que obliga a cambios de formato, contenido y técnica. El grupo está conformado por Nicolás Daniluk, Ezequiel García, Nicolás Moguilevsky y Nicolás Zukerfeld, quien dirige la última edición, publicada en marzo de 2014.
Lo moderno siempre se opone a lo antiguo, lo nuevo, a lo siempre igual.
En Un Faulduo todas son presunciones. También su nombre. Se presume que Un Faulduo es un error tipográfico, un juego de palabras, un anagrama, una mala traducción del alemán, una cacofonía. Su tapa ofrece más pistas. El nombre proviene del periódico anarco-feminista La voz de la Mujer, publicado en 1895, que publican como valioso rescate de alguna excavación. En ocasiones, según las distintas secciones, también se invocan como Faulduomundo, Fauldi Comics y Formato Faulduo Universal, agregando aún más elementos derivativos.
Una edición más prolija que las anteriores, (de bolsillo y con terminación binder ideal para el estante), donde la fotocopia sobre papel de color y el abrochado conformaban una estética de autogestión, un “híbrido fatal”, según define Guillermo Massé. En tanto, las viñetas color del Momento Batman operan como una síntesis de todas las historias enigmáticas contadas por Zukerfeld en Un Faulduo.
Si para el crítico Rick Poynor, la mencionada Fin de Copenhague no podría considerarse como un artefacto de la historia del diseño gráfico, aunque ninguna historia, vinculada a las actividades de los diseñadores como grupo auto-definido, “podría dejarla afuera”, similar consideración merece Un Faulduo en relación al mundo de la historieta: contar historias y activar el sinsentido como un acto de catarsis, donde “la mayoría de nuestras expresiones son metafóricas; en ellas se conserva la filosofía de nuestros antepasados”.
Para más información:
www.unfaulduo.com
Las ediciones de Un Faulduo
www.unfaulduo.com/index.php?/ongoing/revista–magazine
Un Faulduo bajo la Mirada de Rafael Cippolini
cippodromon.blogspot.com.ar/2009/08/faulduo-trashremix-n-1
cippodromon.blogspot.com.ar/2009/07/cincuenta-mil-billones-de-faulduos