Luz y Lucilismo
Por mrt*
Les presentamos en esta ocasión la fantástica obra de la artista Lucila Domínguez, autodenominada “Lucilismo”.
Nacida en Buenos Aires el 15 de enero de 1984, dibuja, pinta y fantasea desde chica creando un mundo de vidas y personajes a su alrededor. Le pedimos que nos contara un poco sobre ella, sus estudios y sus gustos, aquí van algunas de las palabras de Lucilismo acompañadas de sus ilustraciones.
Dibujo desde muy chica. Como buena hija única, mis amigos invisibles y mi mundo de papel eran mi mejor compañía. “Alto refugio en la fantasía” diría un amigo uruguayo.
Dibujaba desde mis personajes preferidos de las películas de Disney hasta la ropa o las muñecas que quería tener y no podían comprarme. ¡Y dibujándolas, las tenía! Copiaba fotos de revistas minuciosamente. Creo que así, sin querer (queriendo) me fui enamorando del dibujo obsesivo y detallista.
Durante los años escolares me fui entrenando. En la primaria, mis compañeros me hicieron mis primeros encargos ilustrados, y para la secundaria elegí Bellas Artes a pesar de tener que cursar doble turno. No me imaginaba haciendo otra cosa.
Fui aprendiendo distintas técnicas y descubriendo a los grandes maestros. Los libros, la historia del arte… Cuando terminé el colegio vivía en Mendoza y me dije “Yo quiero dibujar”. “Pero de qué vas a vivir?” me preguntaban. “Dibujaré para libros, para discos, venderé mis cuadros, no sé, ya veré”.
Volví a Buenos Aires con 18 años decidida a seguir estudiando, y entré al IUNA. Me devoré museos y bibliotecas. Iba a todas las inauguraciones y muestras que podía. Investigaba mucho por internet y empecé a coleccionar imágenes de mis artistas preferidos. Muchos eran contemporáneos míos, ¡y vivían de sus obras!
Fui un tiempo al taller de Lula Mari, maestra de la observación. Me enseñó secretos de la luz y las sombras que me enriquecieron para siempre. Poder plasmar en un papel exactamente lo que vemos, todo aquello que la luz toca, es un misterio que aún me maravilla. ¡Gracias Lula!
Adoro el papel, el lápiz y las lapiceras de tinta. Me enamoré de las acuarelas y también de las herramientas digitales, que me aceleran los procesos y me ofrecen infinitas posibilidades de prueba y error. También pinto murales en paredes, techos y vidrios. Llevar mis pequeños dibujos a escalas inmensas me llena de alegría y me sigue sorprendiendo.
Mis fuentes de inspiración son siempre las mismas pero inagotables: la fotografía, la naturaleza, la geometría, la música, las obras de los artistas que admiro… las mujeres… me encanta dibujarlas y crear un universo mágico para cada una. Creo en el poder de la imaginación y de la expresión. Uno es lo que crea.
Hoy dibujo por amor y también por trabajo, lo cual es un placer inmenso.
Lucilismo soy yo y todo lo que hago.
Para más información:
www.lucilismo.com.ar