La fotografía vintage de Lux Noir
Por Norberto Baruch B.
La argentina Lux Noir es fotografa freelance. Estudió publicidad, luego fotografía y luego cine, y con el tiempo se volcó a estas dos últimas cosas. Es licenciada en producción y realización audiovisual recién recibida. Le encanta la estética de los años 20, 30 y 40. Sus fotos parecen viejas, de esas épocas doradas, pero son terriblemente nuevas. Si tiene una colección de fotos antiguas. Dice que algunas las heredó, que otras las encontró por ahí, en la calle. Aunque conoce a algunas de esas personas, otras, muchas, no sabe quiénes son. Por eso le gusta imaginar historias sobre ellos.
Creémos que existe una visión femenina de la desnudez. Vos qué pensás?
Cada individuo tiene una visión particular y única de las cosas, independientemente del género. Estamos inmersos en una sociedad donde el cuerpo está directamente relacionado con la sexualidad, y a su vez, desde pequeños, atrofian nuestra visión del sexo con ideas exacerbadas de vergüenza, culpa, pudor, miedo o whatever.
El cuerpo humano es algo hermoso, con un lenguaje propio. El desnudo es un lenguaje en sí mismo. Y no es fácil de comprender. Ni de articular. Pero ahí caeríamos en la discusión de qué clase de imágenes se consideran de buen gusto y cuáles caen en el grotesco absoluto. Y ni yo misma lo sé. Solo sé lo que me gusta mirar y lo que no y ese es mi único criterio.
¿Qué debe tener una persona para que vos estés interesada en fotografiarla desnuda?
Elegir un sujeto, independientemente de lo que lleve puesto o no, es una cuestión de empatía, principalmente, y de confianza. Creo que lo que me deslumbra en una persona es primordialmente su actitud. Su manera de ser y de estar y en qué forma está parado en este mundo. Retratar a un individuo es explorar todos aquellos rasgos que lo hacen único, y es encontrar esa conexión sagrada que tenemos todos los seres y todas las cosas con lo Ilimitado. Fotografiar a una persona “au naturel”, es ponerse más aún en contacto con su universo privado, con esa porción de divinidad que no es perceptible a simple vista. Es una relación muy íntima, muy estrecha, y procuro ser agradecida, respetuosa y ante todo responsable con la persona que tengo frente a mí.
¿Qué te inspira a la hora de hacer una producción con esta temática?
Bueno, en el caso de un desnudo o cualquier otra cosa, la persona es el disparador que me lleva a generar alguna fantasía o a querer llevar a cabo alguna que haya tenido en algún momento. Todo obedece a la idea y al concepto que hayamos elegido, nada es porque sí. Aclaro igual que el desnudo no es una especialidad de la casa, es solo una parte de mi trabajo!
Tengo un equipo increíble donde nunca se agotan las ideas, no solo modelos, sino también otros fotógrafos con los que me gusta compartir el trabajo y muy especialmente mis maquilladoras Mevi y Mirna que son excepcionales, nos divertimos mucho juntas.
En cuanto a las estéticas que uso, hay muchas cosas que me inspiran. Me encanta la estética de los años ‘20, ’30 y ’40. Me encanta ver fotos viejas, tengo una colección. Algunas que heredé, otras que me encontré por ahí o junté de la calle. Algunas personas ni sé quienes son y me gusta imaginar cosas sobre ellos. Y muchas otras cosas. Estudio cine, estoy a punto de recibirme. El cine fue siempre enorme influencia, no solo desde lo estético, sino también desde lo narrativo, la concepción de un personaje, de una historia, y el trabajo con actores es muy similar al que se realiza con un modelo. La pintura también es una fuente de inspiración, me fascina el Renacimiento, el Barroco, el Rococó, el Art-Nouveau, el Surrealismo. También y muy especialmente la música. Mi marido es músico y en casa se escucha música todo el tiempo. La música es el combustible del alma, y evoca imágenes en el cerebro. Y finalmente puedo decir que la vida en sí misma es una inspiración, un desafío y una motivación para seguir trabajando.
¿Qué profesionales han marcado tu vida como fotógrafa?
Infinidad. Miles Aldridge, Richard Avedon, Eugenio Recuenco, Horst P. Horst, Brassaï, Chad Michael Ward y otros vienen a mi mente. Pero no solo fotógrafos. Podría mencionarte desde Tim Burton o Wong Kar-Wai hasta Bernini, Caravaggio o Magritte. Toulousse-Lautrec fue el primer artista que me cautivó desde mi infancia. Esa ambigüedad entre lo primorosamente feo y lo ridículamente bello, la divinidad inalcanzable y esa humanidad brutal de sus personajes. Todo el candor del burlesque y toda esa cosa tan voyeur de meterse en el detrás de escena y capturar ese mundo privado de las bailarinas…
También podría mencionar a mi mamá. Ella es restauradora de antigüedades y objetos de arte y también artesana. Tuve la suerte de haber crecido en una casa con una biblioteca repleta de libros de arte, de que me hayan llevado a museos todos los fines de semana y también de poder robarle a mi mamá sus pinturas y sus brebajes para mis experimentos personales. No podría haber dedicado mi vida a otra cosa!
Hemos visto en muchas fotografías, que vos aparecés delante de la lente. No es común ver a los fotógrafos haciendo de modelos. Es parte del ser fotógrafa querer ser fotografiada?
No es tan divertido como retratar a otras personas. En sí soy una chica tímida y reservada. Quizás en algo tiene que ver que cuando dejé la casa de los viejos, no me llevé ni una foto mía. No tengo ni una sola foto de antes de mis 20, así que también es una buena forma de recomenzar mi propio álbum familiar, no? No sé si se trata de un “querer ser”, más bien diría que forma parte de una experimentación. Del proceso de auto-exploración de toda persona. De que me agarren ganas de hacer fotos o de probar algo en ese preciso instante y sean las 3 am. Demasiado entrada la madrugada como para despertar a alguna de las chicas!
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