“Historia del miedo”: Unidos por algo así como el espanto

Por Vicky Caracoche

Un recorte de lo cotidiano abordado desde el miedo sobre el otro y la paranoia social que nos brota de los poros.

Si bien el título de esta película puede generar la ilusión de una crónica mítica del miedo y sus orígenes en la evolución de la humanidad, en realidad no tiene esas pretensiones.

Es verano y el relato fotográfico nos pasea por diversos escenarios donde se desarrolla la trama. El departamento elegante, el barrio pobre y la periferia, el country con parque abierto. Los cortes de luz asedian a todos por igual e incrementan el malestar.
El barrio cerrado es la burbuja que resguarda del humo que no se sabe de dónde viene, de lo desconocido, de lo raro. Hay un mundo real, seguro, protegido de este lado. Más allá de los confines del alambrado está el misterio, la amenaza latente. ¿De qué tienen miedo los ricos? Le temen al otro, constantemente. No poder predecir ni explicar lo que ocurre, corroe su seguridad hasta lo absurdo.

El pobre, en cambio, no tiene miedo, porque la violencia es parte de su cotidiano, de su entorno y a veces también de su forma de ser. Convive con las balas y con el maltrato y en esa costumbre no hay problemas.

Dentro de la historia se mantiene una polarización inevitable y profunda en sus figuras antagónicas que va más allá de lo social. La clase baja, trabajadora, que soporta los embates del calor y el mal transporte y acepta y convive. La clase alta, en la comodidad de su seguridad paga, vive asustada y es más vulnerable en su micromundo de cristal.

La ópera prima de Benjamín Naishtat, que fue elegida este año para competir en el 64° edición de la Berlinale y en la sección Argentina del último BAFICI, es una mezcla de thriller y drama psicólogico cuyo germen es la violencia no explícita. Violencia hogareña, social y física que en ningún momento se manifiestan abiertamente.

No importan tanto los personajes sino en su forma de relacionarse con el otro y con el mundo que los rodea. Es en esa relación donde pareciera siempre existir un conflicto interno. Apoyado en una banda sonora intensa y perturbadora, el director logra escenas de tensión excelentes. Es lo que despierta en el espectador, más allá de lo que muestra. Lo sensorial dentro de la experiencia del personaje es lo que genera turbación o hasta cierta molestia. Al mismo tiempo, hay ambigüedad a la hora de mostrar a los participantes de esta historia. Algunas escenas pueden quedar a libre albedrío sobre el lugar que ocupan en la trama y ésa es una decisión que tiene que tomar el espectador. Lo inexplicable o lo conceptual, según el gusto de cada uno. Es ahí donde podemos encontrar un cabo sin atar.

Lo interesante de la propuesta recae justamente en dejarse avanzar por una película audaz e incómoda, y preguntarnos a nosotros mismos a qué o a quién le tenemos miedo. Si es que nos animamos.

Ficha Técnica
2014, 79 min, Argentina, Francia, Uruguay, Alemania, Qatar
Guión & Dirección – Benjamín Naishtat
Productora – Rei Cine
Productor – Benjamin Domenech, Santiago Gallelli
Elenco – Jonathan Da Rosa, Tatiana Giménez, César Bordón, Claudia Cantero, Mara Bestelli, Valeria Lois, Elsa Bois y Mirella Pascual
Dirección de Fotografía – Soledad Rodríguez
Dirección de Arte – Marina Raggio

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