El verbo que flota
Por Leonardo Martínez
Leonardo reflexiona sobre el último premio Nobel de literatura
“Solo hay una posición para un artista en cualquier lugar, y es estar en posición vertical”
Dylan Thomas
Creo que una de las frases más conocidas de las canciones de Bob Dylan es “la respuesta está en el viento”. Ahí está, volando para ser percibida. Pero esa respuesta, my friend, no todos pueden bajarla. Solo los locos como Charly García, que tienen esa antena que le trasmiten lo que pensás, o Bob Marley, que dice que si prestás atención a tu alrededor podrás percibir esa mística natural. Y Dylan, claro, para quien la respuesta está en el aire.
Lévi-Strauss, en un conocido texto antropológico cuyo nombre no recuerdo y no se encuentra en el aire, conceptualizó esta divina capacidad de percibir el “significante flotante”. Y los elegidos, los nóbeles del ritual para bajar esa voz que la comunidad percibe, pero no llega a dar forma, son los chamanes. Ellos hablan y cantan lo que otros sienten.
Todos decimos que la respuesta está en el aire y por eso lanzamos preguntas al aire: ¿por qué…?, pero en la sentencia científica siempre queda algún resto flotando, mecida por el viento.
Entonces son los poetas, los chamanes, los puentes (pontífices) de nuestra conexión con lo sagrado, con el verbo que flota. El símbolo que nos traen, nos une.
¿Por qué Bob Dylan ganó el premio de mayor prestigio literario?
La respuesta está en el viento…