Ciudad de Cartón

Por Chava

Tal vez hayan visto en alguna feria esos libritos hechos con tapa de cartón pintada a mano con colores chillones de Eloisa Cartonera, una cooperativa editorial argentina que publica autores latinoamericanos. Y si no, pasen y vean.

Noche tras noche, los cartoneros destripan las bolsas de residuo de la ciudad de Buenos Aires: rescatan de adentro algo que parece no servir. Viven de la venta de lo que otro sector de la sociedad considera inútil. Hurgan en las delgadas fundas de plástico negro para extraer cartón, papel de diarios o papel blanco, restos de trabajo oficinesco. Estos residuos urbanos son usados para el reciclaje. Si encuentran otra cosa interesante, también será bienvenida. Todo suma en la lucha de la supervivencia. De eso se trata todo, de sobrevivir.

El cartoneo surgió como respuesta al desempleo y la pobreza en la que se hallaban muchos sectores populares, y aumentó en Argentina con la profundización de la crisis económica y social desde 1999 hasta 2002, fecha en que se calculó que había alrededor de 40.000 cartoneros en Buenos Aires vendiendo el esfuerzo de toda su jornada noctámbula por diez o quince pesos (un equivalente a 3.50 dólares). Con el tiempo, pasaron de ser excepciones a ser verdaderos ejércitos de la noche.

Las historias de los cartoneros son historias de resistencia. Muchos se han agrupado en cooperativas, creando una relación de solidaridad, tanto entre ellos como con su entorno. Actualmente no son personajes solitarios que le rehúyen a la institucionalización. La organización y el reconocimiento mutuo los llevó a conformar algo así como una identidad cartonera que realiza gestiones ante los gobiernos y las empresas privadas. Hoy en día, los cartoneros son sujetos sociales que intervienen en la cartografía urbana.

El cartoneo, si bien tiene su auge en Argentina, se expande a través de las fronteras. Por ejemplo, en Brasil están los catadores de lixo y en Chile los hueseros o cachureros. Hasta el punto que es imposible entender el funcionamiento de estas ciudades Latinoamericanas sin tenerlos en cuenta, pero ellos resisten, siguen orbitando al rededor de las urbes, penetrándolas, destripándolas con sus manos, esas manos que meten en la basura y revuelven y revuelven y revuelven.

Muchas cosas se pueden hacer con cartón. ¿Cómo qué? Por ejemplo, una editorial. Eloísa Cartonera es un proyecto social autogestionado nacido en el escenario creado por la crisis. Ideada originalmente por Washington Cucurto y Javier Barilaro, sus tapas están hechas siempre con el cartón que recuperan los cartoneros de la calle, pintadas a mano por chicos que dejan de ser cartoneros cuando trabajan en el proyecto. El proyecto pretende generar mano de obra sustentada en la venta de libros. Además de la pionera Eloisa Cartonera, actualmente las cartoneras se han expandido por varios lugares de América Latina: La propia (Uruguay), Ñasaindy (Formosa-Argentina), Alambique (Guatemala), La Ratona (México), Regia (Monterrey), Animita (Chile), Mandrágora (Bolivia), Sarita (Perú) y Yiyi Yambo (Paraguay).

Para más información:
www.eloisacartonera.com.ar

Fotos sacadas en la sede de Eloísa Cartonera, la Boca (por Chava).

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