Papel zapatillas papel

La idea de hacer zapatillas de papel nace directamente de las inquietudes personales de su mentora: Mercedes Zubiarrain, quien fiel a su dieta vegetariana decidió hacer calzados sin usar nada que sea de animal en su cadena de producción. De ahí el hecho de que haya buscado utilizar el tyvek para reemplazar al cuero en la fabricación de éstos. Para los que no lo conocen, el tyvek es algo así como un plástico reciclable pero de papel que resiste a todo tipo de usos y que desde hace unos años comenzó a aplicarse en distintos tipos de productos. Entre los más usados se destacan las billeteras (la marca Confitte ya es un clásico y aprovecha su materialidad de papel para estamparlo con ilustraciones de artistas y diseñadores invitados).

Un dato no menor es que Mercedes no contaba con demasiada experiencia en el diseño de indumentaria ni en la administración empresarial cuando se animó a lanzar su propia marca de zapatillas. Simplemente tuvo la idea y el carácter necesarios para convencer a un fabricante que se animara a convertir en realidad su deseo. Es decir, a materializar su idea en un producto tangible que luego pudiera salir a vender al mercado.

La persona que se animó a confeccionar sus primeras pruebas, o mejor dicho su primer ángel de la guarda en esta aventura, fue el dueño de una línea de ropa skater que sintió afinidad y pasión por el desafío de Mercedes, ya que según ella, encontró cierta resistencia por parte de los proveedores y fabricantes de marroquinería:

“Lo que buscaba era a alguien que se cope con el proyecto. Porque incluso yo no tenía nada de experiencia en la fabricación de calzados. Además, parezco de 15 años, así que nadie me tomaba muy en serio (risas). Di varias vueltas hasta que alguien se jugó por mi idea.  De ahí en más hicimos pruebas. Estuvimos 6 meses y después me largué”.

Una vez superado el primer obstáculo faltaba todavía lo más difícil, el lograr insertarse en el mercado con un producto nuevo y sin demasiado respaldo. Al menos en eso andaba Sole and Soul hasta que tuvo la suerte de quedar seleccionada en el Programa Incuba, un programa del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (dentro del Centro Metropolitano de Diseño inaugurado con la gestión de Ibarra y continuado por la de Macri) que ofrece capacitación, espacio físico y asesoramiento para proyectos vinculados al diseño y a la innovación.

Sobre el programa y la experiencia adquirida en Incuba del CMD, Mercedes nos cuenta:

“La mayoría de los que entran a Incuba son diseñadores que no tienen mucha idea de números ni de contabilidad. La idea de ellos es justamente apoyar y potenciar a los diseñadores aún sabiendo que muchos no tienen la base de conocimientos que necesitan para fundar una empresa. Tienen muy en claro eso y por eso te dan el espacio, las tutorías, etc. Y con ellos vas aprendiendo en el día a día.”

Su paso por Incuba también le fue productivo a nivel de relaciones. Allí conoció a quien sería su segundo ángel de la guarda, el representante de la marca Levis en Argentina, con quien se asoció para la fabricación y venta de sus zapatillas, logrando de este modo lo que muchos diseñadores pueden considerar un verdadero paraíso creativo.

En palabras de la propia Mercedes podemos entender su entusiasmo: 

“…está buenísimo porque ahora cuento con más tiempo para trabajar en ampliar la línea de productos. Tengo muchas ganas de hacer mochilas de tyvek, sacos para hombres, una línea de calzado infantil, etc.”.  

Hablando con ella en un café de calle Forest, pudimos también comprender el cuidado que debía darle a su marca a la hora de comunicarla. Esto último debido a que el contenido eco presente en su marca (y en sus propios principios) también lo está con mayor frecuencia en las publicidades de las empresas más tradicionales que poco tienen que ver con el cuidado del medio ambiente. Este hecho hace que expresiones como “sustentabiliad”, “bio” y/o “eco” (entre otras de las más utilizadas) de a poco vayan perdiendo su significado y vaciándose de su “valor distintivo” en un mercado en donde la diferenciación y la segmentación son piezas claves.

Pero tampoco nos vayamos tan lejos. El artículo es sobre el nacimiento de Sole and Soul y también indirectamente lo es sobre su mentora: Mercedes Zubiarrain, también conocida como “Mechi” entre sus amigos. Una mujer que después de estar un tiempo pensando y deseando emprender se animó a ofrecernos una zapatillas hechas con papel, ingenio y con amor hacia los animales; acaso aquellos protagonistas principales de las pelis de Miyazaki que tanto nos gusta ver y admirar (piénsese en Totóro,  en el lobo de la princesa Mononoke, en el venado que representaba al espíritu del bosque, en el dragón volador de Chihiro, o simplemente cualquiera de sus mascotas apodadas Bowie, Cascote u Oreja de Chancho).

Para más información:

www.thesoulshoes.com
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