Un recorrido por San José

Por Isaac Varela

El Art City Tour se organiza todos los años y nos invita a recorrer San José de Costa Rica de una manera totalmente diferente, a través de visitas nocturnas a museos y centros culturales de la ciudad. Hoy nos llega a muyricotodo* una parte de esta experiencia, en la última edición del evento.

“No hay que tenerle miedo a San José, hay que apropiarse de ella¨, me dijo Romain Bergleiz con un acento de español afrancesado en medio de la sala principal de la Alianza Francesa de esa ciudad. Rodeado de fotografías de paisajes y retratos, Romain expuso en primer plano (desde su visión como extranjero) la magia que esconde lo aparentemente común de nuestra capital. La magia, dice él, de lo habitual. Calles, parques, casas, autos, trenes, líneas de trenes, edificios vacíos, edificios llenos, paisajes, rostros, almacenes. Sobre una foto de una estación de tren: una de las asistentes se detiene y mira fijamente la imagen, como queriendo reflejarse en ella. O como queriendo encontrarse, que es todavía mejor.

Como parte de una iniciativa del Ministerio de Cultura y Juventud de Costa Rica, el Art City Tour, desde el 2010, es una forma de acercarse al abanico cultural y artístico centroamericano. Un recorrido gratuito de más de tres horas por los principales museos, galerías y casas de arte costarricense, con invitados internacionales, varias fechas anuales y tres maneras de recorrerlo: en colectivo, en bicicleta o a pie. Esta vez se cumplen 25 fechas desde su primer evento, que se va intercalando a lo largo del año en distintos meses.

Desde una muestra por todas las facetas de la moneda costarricense, hasta hablar de la memoria y el tiempo como ruinas de un motor. Desde formas alternativas de leer prensa hasta fotografías de parejas en los lugares donde se enamoraron. Es el primer evento del año del Art City Tour y es también la evidencia de un San José en movimiento, dislocado en distintos escenarios con versatilidad de muestras. Diecisiete lugares abiertos y tres maneras de recorrerlos entre uno y otro. O varios. O todos.

La variedad de salas y museos premia todos los gustos. Hay microbuses con carteles, familias, parejas, grupos de amigos. En la última sala de TEORéTica (Calle 7 y Av. 11) hay una suma inmensa de teclas de computadora en el suelo, el sonido al moverlas -o pisarlas- parafrasea el crujido de los granos del café: Oscar Figueroa expone la relación entre economía e identidad costarricense a través de dos elementos: el café y la tecnología emergente, y de ellos su transición por el último siglo.  En el primer piso del Amón Solar – El Sótano, un grupo toca música en vivo, un piso más arriba el colectivo de arte Nueve Cuartos exhibe sus muestras de arte y diseño.

En el primer salón del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo se exhibe ¨La ruina como motor¨, una exposición de Norman Morales. Morales es estudiante de arquitectura en la Universidad de San Carlos, Guatemala. Es a traves de pequeñas piezas arquitectónicas desde donde el autor pone en eje la memoria, la experiencia y el sujeto. Todo tiene un orden, dentro de esa introspección. Y son esas piezas conceptualizadas en pequeñas estructuras las que materializan esa aparente soledad, esa precaria línea que existe entre memoria y ruina.

Julián Arce tiene 24 años, camina por el salón principal del Museo de Arte y Diseño Contemporáneo. Ve una sucesión de videos que hablan de la provincia de Limón de hace bastantes años, con toda su riqueza cafetalera y bananera destiñéndose. La imagen de un container con un grafiti de la multinacional Chiquita (antes United Fruit Company). Un agricultor siguiendo el camino de un viejo cafetal. Julián se asombra, toma distancia, saca una cámara y un cuaderno de notas. La idiosincrasia, las costumbres y la identidad convergen en una sala llena de objetos y fotografías, al mismo tiempo que la voz en off de una niña al final de la misma sala cuenta en un video de dibujos aleatorios las características (explicadas por la historia) de ser centroamericano. Nadia Serrano tiene 36 años, está en la última parte de un recorrido que empezó en bicicleta. Viene sola y es la tercera vez que asiste. “Yo creo en las actividades culturales publicas y gratuitas”, me dice, mientras acomoda un mapa en el bolso, y con la otra mano saca unos lentes, ¨creo que este país tiene mucho por contar, y que quizás una noche no baste¨.

El Art City Tour es una introducción, plausible, de la ciudad que se abre para poder contarse, darle forma y contenido a lo que está más cerca. No hay que tenerle miedo a San José, me dijo Romain Bergleiz mientras me enseñaba una foto, hay que redescubrir la ciudad, hay que apropiarse de ella.

Para más información:
www.gamcultural.com
www.facebook.com/ArtCityTour

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