La historia del niño viejo
Por Luisa
Una piedra, una puerta, una ventana, una pelota, un muro… todo puede cobrar vida y convertirse en un personaje que nos interpele de camino a casa. Ese es el poder que desarrolló Beo Hake a partir de algunos trazos de brocha y aerosol, una capacidad asombrosa para descubrir vida en las superficies aparentemente muertas de la vida pública en México. “Son como personajes que ya están ahí, entonces siento la obligación de darles vida”.
Beo Hake es actualmente conocido también como Niño Viejo y forma parte del grupo de artistas mexicanos que nos llegan gracias a las recomendaciones de nuestro amigo Edgar. Beo nació en Nuevo León, un lugar rodeado de cerros e inseguridad, como él lo describe y actualmente se encuentra viviendo en la ciudad de Monterrey. “Este lugar rodeado de montañas me inspira mucho y a la vez la odio, me llama la atención su gente, sus hogares, los grandes árboles viejos que destruyen el pavimento y las casas que tienen plantas y flores. Las máquinas excavadoras y los autos chocados.”
Las pinturas de Beo se debaten entre las paredes, la calle y el papel. En la calle, empezó pintando tags de manera ilegal con su crew, a la noche, de forma rápida y clandestina. Con el tiempo, empezó a armar proyectos más legales y dedicados, tanto en la calle como en el papel, y a insertarse en un circuito artístico en el cual encuentra cada vez mayores oportunidades, con más espacio en el mercado internacional. Sin embargo, como él destaca, “creo que no debemos de ver el ‘pintar en la calle’ como una profesión si no como una pasión.” Pero como escribí más arriba, no son todo paredes y calle, también hay papeles, objetos y concepto si hacemos un recorrido por su galería virtual de Flickr (los que no tenemos la suerte de ver sus obras en vivo). Su contacto con el arte pese a que diga que “todavía no empieza” lo remonta al principio de sus tiempos, desde que tiene uso de razón y aprendió al ver a su hermano pintar, mientras él rayaba con crayones los cuartos de la casa. “Estoy feliz de nunca perder esa costumbre. Los adultos olvidan que fueron niños alguna vez.”
Por lo que me contás, te mantenés todavía entre las pintadas ilegales y los murales de gran tamaño, supongo que cada una de estas formas de pararte frente al muro te despierta distintos sentimientos… ¿preferís alguno de ellos?
Desde el inicio, el miedo de empezar y las dudas de si está bien lo que quieres pintar, si la pintura alcanzará, el tiempo, si intentaré algo nuevo. Ya en el proceso todo fluye natural y el personaje en la pared toma vida propia, ya apartado de la idea original que estaba en el papel. Creo que a veces es más divertido el proceso que la obra final. Y después de terminar, siento como una satisfacción, que los lienzos no pueden darme, pero después de un tiempo la necesidad de volver a pintar en la calle vuelve y tengo que llenar este vacío.
Siempre preguntamos por los artistas que influyeron en las obras y por lo general resulta en una evidencia material directa o muchas veces indirecta entre lo que al entrevistado le gusta y produce. Sin embargo, Beo nos desconcierta (en el más positivo de los sentidos) contando entre sus influencias tanto a Dhear, James Jean, Blu, Os Gemeos o Steve Powers, como a Van Gogh o pinturas religiosas y acuarelas. Quizás eso nos dé la pauta para interpretar cómo hace para moverse con tanta facilidad entre las acuarelas, el character design, la pintura mural y la construcción de objetos (o todo a la vez). Eso sí, siempre partiendo de los dibujos en su libreta de bocetos, es ahí donde los personajes nacen y toman forma. “Lo que me inspira son las personas a mi alrededor, las que veo en el camino, las plantas y las flores, los animales, en esencia todo genera una pequeña ola en mí. La música es una de mis mayores inspiraciones, también los sueños…”, nos aclara.
Para más información:
www.flickr.com/photos/biocriminal
www.ninoviejo.tumblr.com