Trencito en el túnel del tiempo
Por mrt*
Con sentimiento y un alegato humanista, Barb Pisotia nos presenta a La Delio Valdez, grupo cultor de la cumbia colombiana que alegra las noches de Buenos Aires. Avisa: cuando los escuches en vivo dejarás de decir que la cumbia es sólo para casamientos.
Las callecitas nuestras de cada día, entre el cemento y los empedrados nacionales, comienzan a sentir el calor tropicalísimo más allá del calentamiento global. La Delio Valdez es una orquesta típica de cumbia colombiana, completamente made in Argentina, que genera lo que para varias generaciones sería tan sólo un sentir de otros.
Recuerdo miles de charlas en el patio de casa, donde mi abuelo o mi papá se llenaban la boca contando de sus bailes en los clubes de barrio, y también recuerdo la indignación cuando escuchaban alguna referencia a la cumbia y aparecían bandas pequeñas que hacen playback. Entonces venía la melancolía de todo tiempo pasado mejor y una catarata de nombres de diferentes artistas, que daban fe de sus anécdotas. Me crié con esa nostalgia entre vinilos y fotografías rasgadas en blanco y negro, crecí con el susurro de la alegría de los carnavales, de los grandes e inmensos corsos, de las mágicas noches con una banda musicalizando en vivo la celebración de cada sábado en el club: orquestas y fiestas para todas las edades.
La vida fue generosa con mi karma y con el ritmo de mi cuerpo. Por amigos pude conocer a La Delio Valdez. Mientras estaba en un patio al fondo, éstos chicos comenzaban a darle vuelo a esas canciones que sabemos todos y no sabemos ni siquiera donde las aprendimos. Pero al cuerpo poco le importan nuestros saberes y comulgado por el sabor del sonido, se dejó llevar hasta ser pura agua de tanto moverse, con una temperatura ambiente que nada tenía que ver con el clima del exterior. Durante esa hora y monedas que tocaron, nadie pudo permanecer quieto y era casi misión imposible seguir una conversación, porque entre cada charla se colaban los coritos para seguir sumándole energía a lo que sucedía en la escena. Entonces el show lo empiezan ellos y lo vivimos todos.
Es difícil de contar el ritual que cada presentación de La Delio Valdez implica. Pude ir a verlos a diferentes lugares, con distancias muy largas para volver a casa, y no fuimos juntos a mi gente los únicos, porque hasta esos puntos de encuentro periféricos a los escenarios establecidos de la escena musical son muchas las caras habitúes a sus shows que he visto, y jamás tuve el espacio que me hubiera encantado tener para darle vuelo al vestido que llevaba puesto. Mucha gente, toda junta, sin miradas torcidas ni gestos fruncidos. Cuando LDV hace sonar su cumbia, la respuesta de los pies es la misma para todos.
Puedo compartirles la sensación linda de vivir un deja vú musical, haciendo justicia a esa memoria de mi padre y abuelo acercándome a sus años mozos: de mirar a los costados y ver cuerpos liberando la expresión más pura, de ver grandes y chicos sin poder guardar lugar en una baldosa por que el desliz es inevitable. La Delio va con vestido, pantalón, remera o saco y corbata, no tiene horario ni bebida predilecta, no le sienta bien a un barrio o espacio en particular, no importa de donde vengas ni que música escuches, porque la relación de la cumbia colombiana que ésta muchachada genera va en puente directo con la sangre que te corre por las venas. Y una vez que sentís esa tormenta de alegría, generosa para fabricar momentos familiares, románticos y joviales, dejarás de decir que la cumbia es sólo para casamientos, y pasará a ser una buena fotografía de tus atardeceres y noches afectivas.
Como toda música nos sana, para ir finalizando el 2010, los chicos coronaron su gran año con mucho corazón y comprometiéndose con el otro lado de los ritmos populares y festivos. Se presentaron en el Congreso de las Madres sobre Salud Mental y Derechos Humanos, y visitaron la Unidad Psiquiátrica Penal N° 20 en el Hospital Borda. Las imágenes y los comentarios de quienes estuvieron presentes son de inmenso agradecimiento y de absoluto sentimiento, mas aún en el caso puntual de la visita al Borda, por haberles alcanzado hasta allí tanta presencia y un cable a tierra que late con el aire y la montaña, para limpiar con la fuerza del mar todo lo que nos agobia. Cantar, reír, bailar, pero también estar.
Puedo decirles que La Delio Valdez es parte de nuestra naturaleza, y como el baile es el oxígeno que desde el inicio de la humanidad nuestro cuerpo necesita, se logra la combinación perfecta para momentos humanísimos, con todo lo que eso implica y todo lo que puede suceder entre que la temperatura sube y la celebración que nos revuela.
La Delio Valdez se presenta el Viernes 4 de febrero a partir de las 1am (madrugada del sábado) en Niceto Club, Niceto Vega 5510, Palermo, Capital Federal
Para más información:
www.myspace.com/ladeliovaldez