Cantadora

Por Escribaurbana

Este martes 6 de diciembre se presentará la cantante colombiana Totó La Momposina en el teatro Gran Rex, anticipándonos, hacemos un recorrido por su historia y por su carrera.

Casi llega el día.

Las luces que se tienen que apagar aún no se han prendido. Los tambores están fríos esperando a la mujer que mantiene la llama encendida y una excitación empieza a subir desde los pies, desde la Madre Tierra, la que marca el pulso de la vida.

Una canoa viene cruzando el río Magdalena que la trae desde Talaigua una pequeña población de la isla Mompox.

Fue un largo viaje.

Viene desde hace cuatro generaciones de músicos y zapateros, desde la memorable actuación que realizó durante la entrega del premio Nobel de literatura a Gabriel García Márquez en 1982. Viene de universidades de música y de la vida, donde se recibió de antropóloga empírica. De Cuba, de la Sorbona, de los Premios Grammy y de las raíces de la cultura colombiana con arcana sangre africana batiendo el ritmo interno.

Un referente musical y tradicional que sacudió a una multitud durante el festejo del bicentenario argentino en 2010, y generó el primer intercambio a nivel masivo con el público. Dejó una semilla que está a punto de florecer en un estallido de color, sonidos y perfumes a agua salada y a viento leve.

Ya está casi entre nosotros quien nació como Sonia Bazanta Vides y desde niña desarrolló un constante diálogo con los tambores, como si fueran de la misma especie. To-tó, to-tó era el idioma de repiques que hablaba y la terminó rebautizando con el rítmico nombre con el que se hizo conocida, pero aun así, la música la vuelve a definir cuando canta.

“Yo me llamo cumbia”.

La cantadora de pies descalzos está comenzando a reconectarse con el embrujo de los parches. Agua que vibra entre ella y sus músicos, la congregación del ritual, el público, como un río Magdalena que une y delimita, derritiendo las fronteras.

Cantadora. Un título que adoptó con orgullo y responsabilidad de misión. “Una cantadora no puede decir mentiras, porque está hablando de una tradición, no puede ser deshonesta ni egoísta, porque la Madre Tierra no lo es, el sol no sale para uno solo”, dice Totó y lanza una carcajada con la que atrapa a los duendes de la lontananza que responden con ecos precisos. Conexión que festeja con más estruendosas risas para sellar un acuerdo con el horizonte.

El martes 6 en el Gran Rex se prepara una ceremonia para hacer bajar a los antiguos musiqueros y hacer bailar a los fantasmas del miedo antes de ahuyentarlos. El ritual de sones y pies descalzos se dispone a despertar el instintivo llamado de la naturaleza.

La sacerdotisa sale a cazar corazones dormidos con la atarraya de sus cabellos.

Para más información:
www.totolamomposina.com

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